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FAISULY Y VICTORIA
“El apoyo de las personas que han vivido lo mismo que tú, es vital para sobreponerse a estas circunstancias tan difíciles”
Recibir el diagnóstico de inmunodeficiencia primaria para mi hija fue catastrófico para mí, porque en ese momento no había mucho avance, era una enfermedad huérfana, poca literatura, muy poco conocida; ya había tratamiento, pero su acceso era complicado. Entonces yo sentía que me estaba muriendo con ella. Pensaba, ¿ahora qué voy a hacer? nadie conoce ésto.
Me sentía totalmente sola.
El médico tratante me dijo: “Hay una organización de pacientes por si de pronto te quieres unir a ellos”.
Llegué a mi casa y después de mucho llorar durante semanas, y de preguntarme porqué me estaba pasando esto, pensé, que lo que tenía que hacer era tratar de ayudarme y ayudar a otras personas que estuvieran pasando por lo mismo que yo. Y busqué a la Fundación FIP en mi país, Colombia, y me involucré cada vez más en sus actividades. Y eso fue para mí un gran apoyo.
Realmente, es un diagnóstico muy difícil de recibir. Que te digan que tu hija tiene una enfermedad genética, mortal si no se cuenta con tratamiento y que sus cuidados tienen que extremarse al máximo, te cambia la vida completamente. De tal modo, que el apoyo de todas las personas que te entienden, que han vivido lo mismo que tú, que no te juzgan y que te ayudan, es vital para sobreponerse a estas circunstancias tan difíciles.
Ahora soy directora de la Fundación FIP y soy integrante de la Dirección Colegiada de Iniciativa ALAS.
Mi hija Victoria tiene 14 años y tengo otra hija que se llama Amelia. Cada día trabajo para mí, para mis hijas y para las personas con inmunodeficiencias primarias en Colombia y en Latinoamérica, porque las personas que tienen estas enfermedades son personas que han tenido que luchar mucho, porque tan sólo una gripa los puede llevar a cuidados intensivos. Pero todos los días nos dan una gran lección de vida. Es el caso de mi hija y con ella lo vivo todos los días.
Las personas con inmunodeficiencias primarias necesitan médicas y médicos capacitados y comprometidos, tratamientos garantizados, políticas de salud incluyentes, apoyo y acompañamiento solidario y mucho amor.
Quiero que mi VOZ cuente para apoyar a todas esas personas y fortalecernos juntas.
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